Lo Divino Femenino está en tus raíces. Está en lo sencillo. En la sonrisa pura de una campesina. En las flores y verduras que vende. En la sinceridad de su mirada. En la pureza de su alma. En el amor que siente por sus hijos. En la conexión que tiene con la tierra. En lo básico, en lo natural. En su respeto por la vida. En los alimentos que prepara. En la oración que hace en algún momento del día. En su piel curtida por el Sol. En su vida simple. En su contacto con los animales. En el brillo de sus ojos. En la pureza de su corazón.